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Desprestigiar

DesprestigiarÁlex Zea | Efe

Lógicamente, ya hace días que surgen en los medios de comunicación toda clase de informaciones acerca de integrantes de la flotilla que fue detenida por Israel cuando se acercaba a Gaza. Que si iban dos ex de ETA, que si va ésta, la otra, que si va una que quiere ser protagonista. Bueno, digamos que la habitual manera de buscar personas contradictorias o con pasados equis o con peculiaridades concretas para de esta manera tratar de manchar la idea global, el ahínco general que seguramente y no me cabe duda habrán tenido la inmensa mayoría de quienes –anónimamente– se han arriesgado a montarse en un barco camino de un lugar peligroso con el claro riesgo de ser detenidos por un actor cuando menos nada amable.

Esto es más viejo que mear de pie, la verdad, la de buscar las excepciones para atacar al conjunto y, en el caso que nos ocupa, incluso minusvalorar la llamada de atención sobre el problema real que se quiere hacer ver, que no es otro que la oposición frontal a la masacre cometida sobre la población de Gaza, ni mucho menos justificada por la barbaridad perpetrada por Hamas hace este martes justo dos años. En un país que lleva ya años instalado en la total polarización, en el que lo que diga quien no piensa al 100% como tú lo convierte o en integrante de Hamas o en genocida, en el que al 99% nos pilla todo esto lejos y por tanto nos creemos en el derecho de exigir resistencia a los demás o acciones o heroicidades o, por el contrario, hacemos mofa de lo realmente valioso aunque haya como en todas partes algún reparo, francamente es complejo hacerse una idea de si estamos en una sociedad realmente tan enferma y carente de la mínima empatía o es solo una manera superficial de funcionar de cara al exterior y al supuesto enemigo ideológico. Confío en que sea esto último, aunque cada día que pasa con este y otros temas me van inclinando a lo primero.