El expediente de regulación de empleo (ERE) de BSH fue el primero en Navarra que se presentó con los seis meses de preaviso, como marca la actual legislación laboral española. El Ministerio que dirige Yolanda Díaz pretende con esta ampliación que los gobiernos y las empresas se impliquen en revertir la situación, evitar el máximo número de despidos y buscar un nuevo inversor –tarea nada sencilla–.

Un proceso largo

El pasado diciembre, los 609 empleados y empleadas de BSH Esquíroz iniciaron un proceso largo y complejo: sabían que iban a ser despedidos, con un semestre de incertidumbre. Una vez acordado y votado el ERE, su pesadilla no acabó ya que debían seguir vinculados a la empresa hasta finales de año. Es la primera plantilla en la Comunidad Foral que soporta un proceso de extinción en estas condiciones, con unas consecuencias psicológicas desconocidas. 

El presidente del comité, Juanjo Hermoso de Mendoza, aplaude a la plantilla antes de entrar a una reunión en junio. Patxi Cascante

De baja

“Durante estos meses ha habido personas a quienes el médico les ha dado la baja por este motivo”, recuerda el presidente del comité, Juanjo Hermoso de Mendoza (LAB).

“Tras la votación del ERE, a partir de julio, es insoportable acudir a tu puesto de trabajo. La espera a que te echen a la calle es una auténtica tortura psicológica”, manifiesta este sindicalista. “En los últimos meses, la actitud de la compañía está minando la moral de compañeros y compañeras”, destaca Hermoso de Mendoza. El presidente del comité reitera que la plantilla ha asistido a una deslocalización “en toda regla” y que ahora “es una agonía”.

En diciembre, nadie sabía cómo iba a responder cada persona a un proceso nuevo como ha sido este ERE. Ahora sí.