Esta próxima noche a las 3 serán las 2, con lo que mañana amanecerá en Pamplona a las 7.33 en lugar de a las 8.32 y anochecerá a las 18.07 en lugar de las 19.09. La sensación general cuando comienza el llamado horario de invierno es que se pierde una hora de luz por la tarde, no tanto que se gana una hora de luz por la mañana. El caso es que de aquí a 21 de diciembre los días se irán haciendo más cortos y durante 90 días oscurecerá antes de las 6.07 de la tarde.
El asunto ha tenido esta semana mucho movimiento en redes sociales tras el anuncio de Pedro Sánchez de que espera que en 2026 se pacte en Europa el fin de los cambios de hora y que nos quedemos todo el año con uno fijo, no se sabe muy bien si el de verano o el de invierno. Hay muchas más voces expertas en la influencia de la luz solar sobre nuestro cuerpo y nuestros ritmos vitales que aseguran que el horario de invierno es el que nos viene mejor y que tampoco es para tanto que en primavera el punto álgido del día sea a las 20.49 y no a las 21.49 -en lugares más al Oeste con horario de verano anochece a las 22.20, pero con horario de verano amanecería en muchos sitios durante más de 3 meses más tarde de las 9 de la mañana-.
También hay, por supuesto, quien aboga por el de verano, con la influencia que está demostrado claramente que la luz tiene sobre el estado de ánimo. Horas de luz, en todo caso, hay las mismas, solo cambian lógicamente por la rotación de la Tierra alrededor del Sol en cada estación, pasando de unas 9 horas en invierno a 15 en verano. No sé. Yo prefiero el horario de verano, pero reconozco que está lejos de lo que es el ciclo horario real del sol en España, que ya tiene una hora más de luz atrasada desde los años 40. Quizás esa no la tocaría y no sería una locura dejar el de invierno y no moverlo ya para no volvernos locos dos veces al año. Aunque esa luz de junio a las 21.40 es gloria.