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Lucha diaria de las madres divorciadas

Cada mañana, al despuntar el alba, siento la misma inquietud, la misma responsabilidad de que a mis hijos no les falte el sustento diario, amén de hacer cálculos para pagar el alquiler, afrontar los imprevistos y ofrecerle una sonrisa a la vida o más bien a la subsistencia a la que nos vemos sometidas las mujeres que, como yo, están divorciadas y con hijos a su cargo.

Pero esto es lo que hay, por lo visto, la responsabilidad es sólo de las madres, la otra mitad, al cumplir la mayoría de edad (como es mi caso), se desentienden totalmente, da igual que tu hija esté estudiando o no, y que tal y como está el asunto laboral no encuentre unas horillas para aliviar la economía familiar, o que tu hijo con un préstamo hipotecario o personal (me da igual) se quede en el paro y no pueda afrontar sus compromisos. Para eso está la mamá, la que le roba horas al sueño, la que hace malabarismos para que cuando se sienten a la mesa no echen en falta su comida, cuando tengan que asearse lo hagan en las condiciones adecuadas, cuando tengan fiebre o malestar tengan su medicamento, cuando su ropa esté sucia haya detergente para lavar, cuando, cuando, cuando... Podría estar citando cientos de cuandos, pero ya me canso, me canso de tanta dejadez paterna, de tanta indiferencia.

Veo el colmo de la, no me sale el calificativo, que la otra parte viva tan tranquila, sin saber si sus hijos, sangre de su sangre, pasan apuros, con decir: "si necesitas algo me llamas", para después cuando se produce la misma, argumentar: "¡uf!, lo siento, si me lo hubieras dicho antes... pero este mes imposible". ¡Hipócritas! ¿Por qué no sois vosotros los que os preocupáis de si les hace falta algo? ¿Por qué no os adelantáis a la llamada?

En fin, padres divorciados, que romper el contrato matrimomial no significa eliminar de vuestra vida la responsabilidad paterna, la cual no tiene periodo de caducidad sino que es eterna.