¿En pleno siglo XXI es real que haya ciudadanos de primera y de segunda? Perdón, ¡qué digo de segunda?! De tercera regional. Pues esto está sucediendo en una localidad de nuestra Navarra, Bera. Parece ser que hay ciudadanos de Bera que valen más que otros. La verdad, es una realidad que en mis seis años de andadura por esas bellas tierras he ido comprobando día tras día. Pero, ¡ya está bien! La última ha ocurrido cuando al presentar los nuevos presupuestos para este pueblo, la Corporación municipal, dirigida por Aralar con la ayuda de PNV, de mano de su alcaldesa, presenta unos presupuestos que muestran unos tratos de favor hacia un colectivo. Estos presupuestos nos enseñan lo siguiente: ¡familias de Bera!, si queréis escolarizar a vuestros hijos, dependiendo de dónde se haga, tu hijo vale cero, es decir no vale nada, o vales diez veces más, pues la aportación que hace la Corporación municipal a dos escuelas concertadas es totalmente diferente, a una le otorga un fondo de dinero público diez veces mayor que a la otra. Por lo tanto, ser ciudadano de Bera tiene categorías.
Esto es lo que está haciendo y propiciando una agrupación que cuando entró en el Ayuntamiento ensalzaban la bandera de la igualdad, llegó a decir en sus primeras palabras como alcaldesa: "Seré un alcaldesa de todos y para todos". Parece que el término todos para algunos tiene otra connotación. Estas líneas no quieren ir en contra de nadie, quiero expresar mi no resignación por las injusticias, denunciar el abuso de poder y reclamar la igualdad como único instrumento que garantice la convivencia y de normalidad y estabilidad.