Estuve viendo dicha celebración en la televisión y quería dar mi opinión desde mi condición de creyente.
Me cuesta hacer una crítica, por el dolor que me produce, a la vez no me gusta dar carnaza a los que sistemáticamente se ceban con todo pronunciamiento religioso, en un acoso y derribo, con el agravante de que se cargan todo sin distinguir las aportaciones buenas, generosas y lúcidas que hay. Dicho esto, me voy a centrar en lo que, a mi juicio, me pareció la puesta en escena de dicha celebración. En principio, fue demasiado larga, especialmente con una presencia excesiva de los llamados neocatecumenales, los Kikos. Un acaparamiento excesivamente exhibicionista. Aquí estamos los buenos, los que tenemos que enseñar cómo debe ser la familia, con una puesta en escena excesivamente teatral, y como los únicos garantes del vivir cristiano, los que no conocen a Cristo llevan el diablo dentro, esta frase me pareció arrogante y fuera de lugar, como si Cristo fuera solo de ellos, y no de toda la humanidad. Cristo no es propiedad de nadie, menos mal.
Hermanos Kikos, en nuestra iglesia hay muchos modos de vivir la fe, sin excluir a nadie. Es bien notorio que os sentís muy arropados por parte de la jerarquía, pero somos todos creyentes. Como creyente, hago un llamamiento a nuestra jerarquía para que sepa crear, a través de sus gestos y palabras, hombres y mujeres creyentes, autónomos, que sepan pensar por sí mismos y no tan tutelados. Hombres libres que se les quite ese miedo, pues de esta manera harían un gran beneficio a la misma iglesia que somos todos.
Quiero pedir para 2012 una iglesia plural, en la que puedan convivir las distintas formas de vivir la fe, sin monopolios, unidad en la pluralidad, en la diferencia y, sobre todo, comunión en dicha diferencia, sin preferencias de ningún grupo sobre otro por parte de la jerarquía sabiendo encajar las críticas y hacernos autocríticas porque somos ante todo humanos. ¡Feliz año nuevo a todos!