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Farruquito

Se saltó un semáforo en rojo, atropelló un hombre que pasaba por un paso de cebra, lanzándolo a 13 metros de distancia y levantándolo a 4 metros de altura debido a que circulaba a más del doble de velocidad permitida. No se bajó del coche para ayudar al herido sino que huyó, esta vez, saltándose alguno o algunos semáforos. Hizo esto para no perjudicar su carrera artística y para ocultar que circulaba sin permiso de conducir y con un coche sin seguro. El hombre al que atropelló murió seis horas después.

Pero no fue sólo eso, después de atropellar a Benjamín Olalla y de darse a la fuga, urdió un plan para evitar que se le relacionase con el accidente. Ocultó y reparó el coche en un taller de Málaga para intentar despistar a la Policía y, cuando ya no fue posible, acusó del atropello a su hermano Antonio, apodado Farruco y también bailaor, que, al ser menor de edad, -tenía 15 años en aquel momento- podría evitar el ingreso en prisión.

Sí, es él, Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, bailaor de profesión. Y ustedes pensarán, ¿a qué se debe este recuerdo de una noticia que ocurrió hace años? Pues se debe a que el Auditorio Barañáin ha programado para el 16 de marzo el espectáculo de este señor. ¿Creen que se merece esta persona venir a actuar a Barañáin? O mejor dicho, ¿creen que el Auditorio Barañáin debe contratar a este tipo de gente? Farruquito, en mi pueblo, no. (...)