Los seis trabajadores de la Oficina de Turismo de Pamplona estamos siguiendo con nerviosismo el proceso iniciado a raíz de la moción que LAB ha presentado contra la privatización (nunca ha sido público) de nuestro servicio, y que se vota este lunes en el Pleno. Creemos que deberían haberse informado antes de cometer esta injusticia.
En primer lugar, respecto a la calidad del servicio, humildemente nos tememos que sea algo imposible, si consideramos que las valoraciones del Observatorio Turístico son de 4,9 sobre 5, siendo el servicio que venimos prestando desde hace seis años lo más valorado de la ciudad por los 116.657 turistas de 2013. No somos meros dispensadores de planos; en esta pequeña empresa local somos todos licenciados universitarios de la rama de Historia, Humanidades o Turismo, y por supuesto con títulos acreditados de euskera, inglés y francés, así como de alemán, italiano, catalán y ruso. LAB, en cambio, pretende sustituirnos por funcionarios de nivel D, a los que no se les puede exigir administrativamente nada de lo anterior. Además, adaptamos nuestros calendarios y horarios a las necesidades reales del servicio; tardes, festivos y fines de semana.
Finalmente, respecto a nuestras condiciones laborales, subrayamos que nuestros sueldos son según el convenio de agencias de viaje, y si año tras año el mismo equipo se sigue manteniendo es porque nuestras condiciones están ajustadas a nuestra preparación y experiencia.
Durante los seis años que hemos pasado en esa caseta prefabricada, soportando frío y calor, sin espacio, teniendo que ir al baño de la farmacia de enfrente, nadie se ha planteado que el servicio fuera público, ¿por qué ahora?