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El agua bendita

El agua que mana de los manantiales a los ríos alimentando a las plantas y dando vida a las personas ahora es más valiosa que el oro. Ha llegado el momento en que, si no la cuidamos, nos la racionarán o, como ahora se está hablando, la privatizarán. Los ricos se aprovechan de esta situación como ya se comenta que en un pueblo el alcalde dio su conformidad. Aunque todavía no es legal, sus habitantes no están de acuerdo y protestan. ¿Servirá para algo? Solo para enriquecerse ellos. Si es cuestión de ahorrar agua, igual sería más útil educación e información. Pero me temo que en el momento en que vivimos privatizar el agua y otras cosas será a lo que den preferencia. Ya hay familias que no pueden pagar el recibo y les han cortado el suministro. ¿A qué situación hemos llegado? ¿A no poder comer y tampoco tener agua? Les da igual. ¿Cómo pueden dormir y continuar viviendo sin remordimientos? Y todos los días salen chanchullos, que para mí, que ya voy cumpliendo años, me resulta una madeja difícil de desenmarañar. Solamente diré ¡qué engañados estábamos con nuestros mandatarios! Porque mires al sur, al norte, al este o al oeste no encuentras un manantial con aguas limpias. Están contaminadas. ¿Quién será el político que nos demuestre que tiene el cloro para purificarlas y que sean otra vez aguas benditas?