La pinza política
Finalizada la primera investidura con el resultado previsible, no han faltado partidos políticos, en este caso PSOE y Ciudadanos, que han vinculado el resultado fallido a la pinza política, según la cual Podemos ha votado lo mismo que el PP para favorecer a Rajoy. No es la primera vez que el asunto de la pinza planea por dentro y fuera del hemiciclo.
Recordemos la frecuente utilización del vocablo durante la etapa de Julio Anguita como secretario general de Izquierda Unida, al que se la acusó interesadamente de hacer el juego a los populares por sus diatribas contra la corrupción que asolaba entonces al PSOE.
Todo completamente falso e injusto, como en la actualidad. A nadie se le escapa que PP y Podemos tienen programas políticos antagónicos.
Solamente el interés, la conveniencia y la presión les inducen señalar que dos organizaciones políticas votan lo mismo, cuando saben de antemano que no es así. El voto negativo de PP y Podemos -o de cualesquiera formaciones políticas que se encuentren en similares circunstancias- es pura coincidencia, casualidad. No es un objetivo común.
Dialoguen lo que sea necesario, acerquen posturas si sus planteamientos ideológicos o programas electorales los permiten, pero dejen de una vez de tomar el pelo al ciudadano con la tan manoseada y absurda pinza. Si es una pinza, en cambio, el intento de dos nominados republicanos, como Cruz y Rubio, por neutralizar la influencia progresiva del magnate D. Trump para evitar la candidatura del último.
Aquí, sí. Una pinza justa y necesaria.