Todo, todo no está en los libros, aunque mucho sí. Hoy la gente funciona como ríos de atontamiento, como bandadas de pájaros o de peces. Si estuviese todo en los libros seríamos como bandadas de pájaros que atraviesan el Atlántico, pero además habríamos resuelto el problema del bien y el mal que teóricamente nos sobrevino con el aumento de inteligencia y de libre albedrío. El cuento del jardín del Edén y de la expulsión de Adán o de Caín y Abel significa esto. Que al pasar de funcionar automáticamente (instintivamente), como los animales, a hacerlo de manera más autónoma hemos abandonado aquél Edén de no tener que pensar por uno mismo. Por eso hoy tanta gente tiende a estar en Babia. Porque añora aquella manera de funcionar que está grabada en su historia ancestral o en su recuerdo cósmico. Muchos profesores de universidad se sientan en un sillón cómodo, observan y se ponen a sacar libros. Me refiero a esos profesores que van subiendo de nivel, justificando mediante esos libros como si fuesen verdaderos trabajos de investigación, y resulta que son libros, la mayoría de las veces, que apenas tienen utilidad práctica, solo les sirve a ellos para aprender a concentrarse y a expresarse mejor. ¿Cuál es la investigación y desarrollo en psiquiatría? Que yo sepa no existen centros de I+D como tales. ¿Por qué? Por dos cosas. Primero, porque ellos están acostumbrados a estar sentados en un sillón (actitud pasiva) y que las cobayas sean los que supuestamente son enfermos mentales. Segundo, porque todo lo quieren solucionar con los productos químicos que van sacando los fabricantes farmacéuticos. Y yo no digo que el cuerpo no tenga una química complicada, y que cuando se desequilibra no haya que tratar de compensar ese desequilibrio, pero lo que digo es que si no analizan el origen de las causas siempre estarán tratando de poner petachos. En el pasado era pecado diseccionar el cuerpo humano hasta que alguien se atrevió a hacerlo. Quiero decir que, para investigar sobre el cuerpo humano, teóricamente no hace falta que existan enfermedades. Sin embargo, si no hubiesen existido las enfermedades, tampoco se hubiese puesto tanto empeño en descubrir esas cosas. Pues ahora que se apliquen el cuento todos los que se consideran responsables del campo de la mente: psiquiatras, psicoterapeutas, educadores, directores espirituales, etcétera. ¡A ver quién es el guapo que es capaz de diseccionar la mente de un muerto! Allá solamente está el cerebro físico, pero la mente es otra cosa. El cerebro y el sistema nervioso son solamente herramientas que utiliza la mente. Por lo tanto, para estudiar la mente hay que hacerlo en los vivos. Y mucho mejor dentro de uno mismo. Jesús y otros sabios ya dijeron hace tiempo: “La sabiduría de la verdad está dentro de ti mismo”. Pero en las universidades y en los centros religiosos de ahora no se le enseña a nadie a entrar dentro de uno mismo de una manera metódica, progresiva y segura. Ese libro todavía está sin escribir.
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