Una de las ramas de la política social es la que se ocupa de detectar los problemas sociales que derivan en posibles seres incomprendidos, y para eso están los recursos y medios técnicos que les den solución. Pues su objetivo es el bienestar general de toda la población, hasta ahí estoy de acuerdo pero, después de todo lo que hemos visto y lo que nos queda por ver con ciertas poblaciones, más que quemados estamos abrasados. Leo que seis mangantes se desplazaban desde Rumanía para cometer robos en ventas de Navarra, menos mal que en Bilbao ha aumentado la delincuencia, llevándose la Palma de oro la película Yo quiero ser mecánico, contentos estarán los que odian a esa ciudad. Pero no pasa nada, los metemos en un centro de esos que para lo único que sirve es para escaparse como Speedy Gonzáles y solucionado.

Todos sabemos que en el tema de bienestar social, política social, derechos sociales, asuntos sociales... no termino nunca, como le han cambiado el nombre tantas veces, menos llamarle obligaciones sociales todo lo demás se ha agotado. Este sistema tiene congruencia más incongruencia, de ahí viene el siguiente ejemplo: una serie de personas opinan que hace falta más seguridad a nivel general como poder ir tranquilamente y sonreír a la gente por la calle, pero a su vez también opinan, como algunos políticos, que es mas democrático tapar esto con una manta mora porque son de abrigo, y además son de una izquierda que no permite ver las orejas al lobo. Eso es tabú: de allí que surjan los eufemismos, que son expresiones que se utilizan para sustituir palabras o expresiones tabúes y que atenúan o suavizan su sentido original. Un ejemplo clásico es la expresión “políticamente correcto” y que en realidad lo que significa es: “Yo no quiero votar a la extrema derecha por que si no me llaman Trinidad”.