Ayer martes 11 de junio se cumplieron 39 años del secuestro y posterior desaparición forzosa de nuestro hermano José Miguel Etxeberria Álvarez, Naparra, acción reivindicada por el BVE. El domingo 14 de junio de 1981 en la plaza de Alegia -Tolosaldea- (lugar de nacimiento de nuestro aita Patxi) se realizó el primer acto en recuerdo de su memoria. Dos años después, estos actos se trasladaron al caserío familiar de Lizartza. Allí se colocó un monolito en su recuerdo junto al que ininterrumpidamente cada junio, durante treinta y cinco años, los hemos ido celebrando.
El acto celebrado el año pasado fue muy especial. En mayo de 2018 se había conseguido poner en marcha judicialmente el proceso para realizar una segunda excavación en las Landas para volver a intentar localizar los restos de nuestro hermano. Balón de oxígeno para todos.
Vendría bien recordar que, tras la aportación de unos datos por parte de un exagente del CESID al periodista Iñaki Errazkin en diciembre de 2015, se pudo conseguir reabrir el caso en la Audiencia Nacional en septiembre de 2016, y el titular del Juzgado de Instrucción nº 2, juez Ismael Moreno, cursó comisión rogatoria al Estado francés, siendo una de las bases para ello unos informes periciales realizados por el doctor forense Paco Etxeberria. En su informe, Paco Etxeberria citaba dos posibles lugares analizando la descripción realizada por el exagente.
Tras seis meses de trabajo previo por parte de las autoridades judiciales y policiales francesas, se fijó el 4 de abril de 2017 para la realización de las labores de búsqueda. Las autoridades francesas optaron únicamente por una de las dos localizaciones, desechando rotundamente la otra. Cinco horas de trabajo en horario de mañana y fueron suficientes para que todo finalizase sin el resultado esperado. Para las autoridades francesas el encargo de la comisión rogatoria estaba cumplido. Y tanto el juez como la fiscalía de la Audiencia española se posicionaban a favor de cerrar nuevamente el caso. No cabía sino seguir inmersos en los vericuetos legales para conseguir una segunda búsqueda en el lugar descartado.
Y para nuestra sorpresa, el recurso de apelación presentado fue aceptado y avaló nuestra petición, entre otras actuaciones, de una nueva comisión rogatoria para acudir a la localización desechada anteriormente, obligando así al juez Ismael Moreno a dictarla. Con toda la investigación previa ya realizada en la primera tentativa por las autoridades francesas, nuestras apuestas más pesimistas situaban la fecha en el otoño de 2018.
Los días se sucedían a la espera de una llamada que no llegaba. Nuestra amatxo fue en todo momento consciente que su principal enemigo era el tiempo. Saber y sentir cómo te vas apagando sin haber hecho realidad aquello por lo que has luchado. Recuperar al hijo arrebatado. El 29 de noviembre ama murió. Dos semanas antes me decía en casa: “Eneko, pero ¿qué pasa? Yo no puedo esperar más. Vamos allá y nosotros lo hacemos”. “¿Qué ama, pasamos antes por el baserri a por unas azadas? Aguanta, ama. Lo tendremos en casa. Aguanta”.
Y hoy es el día, trece meses después, en el que seguimos sin tener respuesta alguna por parte de las autoridades francesas al requerimiento de la justicia española, desconociendo qué razones empujan a postergar esa segunda excavación. No llegamos a entender el porqué de ello.
Este año, empujados por la ausencia de nuestra ama Celes, hemos tomado la decisión de no celebrar acto público de recuerdo alguno. Que no se entienda que esto signifique por nuestra parte tirar la toalla. Ni mucho menos. Seguiremos en nuestro empeño por recuperar los restos de José Miguel y, asistidos por el reconocimiento por parte de Naciones Unidas como familiares de una víctima de desaparación forzosa, continuaremos reivindicando el derecho que tenemos a la verdad, la justicia, el reconocimiento, la reparación y la garantía de no repetición. Hay que considerar esta decisión, por tanto, como un paréntesis temporal que hemos decidido abrir.
Para finalizar, queremos agradecer a todas aquellas personas y colectivos que año tras año nos han acompañado y apoyado en todo momento. Somos conscientes que sin su apoyo no hubiesemos podido lograr todo lo que hemos conseguido. Y también somos conscientes que cuando este parentesis temporal se cierre, será necesaria y bienvenida de nuevo toda su ayuda.
Mila esker guztioi.