España ardió. La Amazonia arde. Los aviones vuelan por todo el mundo. Los cruceros surcan los mares. El queroseno arde. El petroleo arde en todas partes en nuestras ciudades y el humo de los coches hace que el aire sea irrespirable. Nos queman los pulmones. El plástico forma islotes en el mar y las latas de refresco vacías colonizan desde el Everest hasta las fosas más profundas. Todo arde y nosotros poniéndole precio a las bolsas de plástico en vez de cambiando conciencias, leyes y empresas.