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Carta a la belleza

Estamos rodeados de belleza. Como el aire, nos envuelve. Belleza es tener un libro de Neruda encima de la mesa. Belleza es el sonido de la lluvia en la calle y en el campo. Bellas son tus manos y tus pies, racimos. El aroma del café con leche al desayuno y el rocío de la hierba. Bellos son tus ojos que reflejan la luz y tu alma. Y tus orejas, que dejan pasar el sonido del mundo al alba. Bella es tu piel cuando la lavas con jabón oloroso a flores. Bellos son los rizos de la escarola, como los rizos de una mujer negra que camina con orgullo, pero en rubio. Bella es la risa de ese niño a boca grande como el mar y el cielo. Bellas son las arrugas de esa abuela que acumula de todo lo posible en la vida: amor, trabajo, dulzura y pesar. Bellos son los timbales, el trombón y todo lo que suena a música, como el aire y un hacha. Belleza es el carmín de tus labios y tus sueños locos. Por todo eso merece la pena vivir.