¿Cuántos habéis escuchado a alguien decir que tiene su información en la nube? No es una nube del cielo, sino de la nube digital o cloud: un espacio virtual donde se puede almacenar y compartir datos desde cualquier lugar del mundo, siempre que se esté conectado a Internet. Muchos no saben que nuestra huella de carbono digital está generando una nube real de contaminación, como es el caso de los mails. Enviar uno equivale a 19 gramos de CO2 y el almacenamiento de cientos de miles de millones de mails consume una cantidad ingente de energía. Además, los servidores necesitan refrigeración para que no se quemen.
Para reducir el consumo energético, las grandes empresas tecnológicas aplican ya soluciones para convertir sus centros de datos en lugares sostenibles. Microsoft ha trasladado algunos de sus servidores al fondo del mar para aprovechar el frío de las profundidades marinas. Facebook está instalando sus data center en el Círculo Polar Ártico para reducir el calor sofocante que generan sus super ordenadores. Pero la solución más marciana consiste en guardar la información en el espacio exterior. Con este novedoso sistema, podría desaparecer el problema de la refrigeración -puesto que la temperatura en la órbita terrestre es muy baja- y también el de la protección de los datos, ya que el acceso a la información resultaría inalcanzable hasta para los cibercriminales. Si queréis contribuir a salvar el planeta de la contaminación, debéis comenzar por limpiar las bandejas de entrada y de salida de vuestros mails.