Hace unos días disfruté y me reí durante buen rato. Los vecinos no se molestaron con mis carcajadas. No recuerdo qué cadena de TV era. Rememoraron, supongo que echarían mano a los archivos, a uno de los más grandes: Gila.

Decía mi maestro: “Los españoles son en general caricaturistas en potencia, tienen gran sentido de la observación y, en consecuencia, el de la crítica, siempre pendientes de cuanto ocurre alrededor. Por eso, contamos con grandes humoristas. Porque no han sido indiferentes y han tenido ojos para ver, no sólo las grandes conmociones que hacen vibrar a la sociedad, sino los jugosos pequeños detalles que, a menudo, retratan fielmente unos hechos y una época”.

Cantaron bertsolaris y juglares tiempos atrás. Hoy también cantamos -unos mejor que otros-, ver si no esta coplilla de hace muchos años:

Este reloj tan fatal

que hay en la Puerta del Sol

dijo un turco a un español

¿Por qué funciona tan mal?

El madrileño con desparpajo

contestó cual perro viejo.

Este reloj es el espejo

del Gobierno que hay debajo.

¿Qué se puede hacer para evitarlo? ¿Cortar la lengua al que critique al Gobierno o los políticos? Hoy no creo que se atrevan. Aunque vaya usted a saber.

Más vale tener buen humor... Además alarga la vida.