Soy trabajadora de limpieza del Hospital Virgen del Camino, llevo un papel en mi bolso por el cual puedo ir a trabajar, no conduzco, así que se me escapa la villavesa y con la reducción de horarios la espero una hora sin que pase nada, pongo esto porque puedo esperar 1 hora al bus, pero no puedo ver cómo incineran a mi padre a 40 kilómetros. Yo era hija de Vitin, enfermo de Alzheimer y residente en Amavir Oblatas. El viernes 3 de abril mi padre murió por posible coronavirus (de la noche a la mañana, sin haber sido diagnosticado). Mi madre, anciana de 81 años, no pudo ir detrás del féretro porque, al no haber sitio para incinerar en Pamplona, lo llevan a Estella, sin darnos opción, con lo que ningún familiar puede asistir a la incineración (en Pamplona permiten 3 familiares pero al ser Estella, ninguno). Del tanatorio nos dijeron que ya nos mandarían las cenizas, ni han llamado al incinerar ni sabíamos nada. Espero que ningún político, sea del lado que sea, ni hable la lengua que hable, se vea en nuestra situación, porque la ley es igual para todos y mi dolor es el mismo que el suyo.