Mi más sentido pésame por el fallecimiento de tu tía. Aunque no nos conozcamos en persona tenemos un amigo en común, mi sobrino Txema. Gracias a él tengo un libro tuyo.Siendo asiduo lector de DIARIO DE NOTICIAS, tengo la manía -si así se la puede calificar- de empezar a leerlo por la última página. De ahí, mis condolencias al enterarme de la noticia. La forma como te desenvuelves expresándolte, me trajo a la memoria algo sucedido hace cuarenta años, por mucho tiempo que pase, lo tengo grabado en la memoria como si hubiera sucedido ayer mismo.En aquellos fechas vivía en Pamplona con mis padres ya mayores. Las costumbres son difíciles de erradicar, mi padre, casi como una rutina diaria, cuando terminaba de comer en la cocina se trasladaba al salón a oír el parte, ya sabes, las noticias. Enchufaba la radio en Radio Nacional de España a las 14.30 horas. Lo curioso es que nunca llegaba al final, se quedaba dormido roncando como un bendito. Mientras, la madre fregaba en la cocina procurando hacer el menor ruido posible. Aquel día señalado notó algo inusual, no roncaba. Se acercó con sigilo. Paco -llamó-. Aunque insistiera, no la oyó.Cuando sonó el teléfono el teléfono en mi despacho y escuché la voz de mi vecino salté como un muelle. Aquel día batí todos los récords de velocidad para llegar al barrio, Rinaldi. El único consuelo que me quedó, ni sufrió ni padeció, se fue quizá soñando con La Estrada en su Galicia natal. El próximo mes de noviembre hará los años.Ánimo. Para ti, Jorge, y para tu familia.