¿Qué ocurrió entre el discurso de Abascal y el de Casado? Casado salió del Congreso, el primer día, con la misma cara de niñato que sabe que su padre es rico con la que entró. Pero algo más bobalicón tirando a lívido. Y todo porque todavía no sabía qué iba a hacer en la sesión del día siguiente. ¿Por qué? Porque no dependía de él. La jugada estaba en otro sitio, en otro despacho, en manos de otras personas. ¿Casado tomando decisiones de tan alto calado como el giro que iba a dar el PP? Imposible.A Casado le pusieron el discurso en la mano y le dijeron: "Esto va por aquí a partir de ahora. Tienes tiempo hasta mañana para convencerte y adaptarte. No es muy difícil, no tienes otra salida, y aquí estoy yo para respaldarte".Abascal, que sólo tenía controlada la actuación y el fervor de los suyos para esos dos días, no tenía ni idea de lo que se estaba cocinando fuera del Congreso. Ni lo habría creído si alguien se lo hubiera contado. Abascal, que sabe sumar 2+2, ya sabía que su moción no iba a prosperar, pero nadie iba a quitarle sus dos días de protagonismo, sus intervenciones contra todos los portavoces del resto de partidos, su momento de gloria a costa de esta gentuza pacata y cobarde. Y de este Casado indeciso y cobarde también, por qué no decirlo, al que tengo agarrado de los huevos en Madrid, Andalucía y Murcia.A medida que avanzaba el discurso de Casado, era Abascal quien se ponía lívido, de manera que tuvo que soltar los huevos de aquél para cubrirse los suyos propios. Porque Abascal no vio a un Casado brillante con un discurso rotundo y claro que se le venía encima. Abascal reconoció de inmediato que su ángel de la guarda le había abandonado y se había posicionado del lado de su otro cachorro. A Abascal lo que verdaderamente le sorprendió, le decepcionó y le asustó fue la traición de Aznar.Cuando Casado recibió el discurso y la orden de manos de Aznar, lo tuvo claro. Ahora sí te vas a enterar, Santiago. Esta moción se va a convertir en tu tumba. ¿Derechita cobarde? Y se creció definitivamente.