Querida Merche, ha sido un placer haberte conocido, por tu profesionalidad, tu vocación de ayudar y, en definitiva, tu entrega.El pasado 29-11 me llamó la mujer de mi amigo Mousa para decirme que su hija Mamediarra, inmigrante senegalesa, madre soltera, sin recursos, había dado a luz a Sanou, una niña preciosa que falleció al poco de nacer. La abuela me pedía ayuda porque no sabían qué hacer. Cuando yo me dirigía al hospital tampoco tenía ni idea que se hace en estos casos. De pronto, allí me encontré en maternal con Merche, estaba el domingo, su día de fiesta, sin ninguna obligación y sin ninguna prisa. Como el jueves -San Francisco Javier 3-12- también festivo, lo mismo. Allí estaba, como digo, arropando a una madre soltera desconsolada. Le había acompañado en el embarazo y ahora en los momentos duros de desprenderse de una niña preciosa, también.Además de transmitir su cariño, Merche se ha encargado de acompañarle en todos los trámites legales y papeleo. No te conocía de nada, pero te dije que no te abrazaba por la dichosa covid, tengo ese abrazo pendiente. No sabes la alegría inmensa y alivio al encontrar gente tan buena como tú y tan humana. También quiero agradecer al personal de sanidad de la segunda planta Virgen del Camino y a Izaskun, la trabajadora social, por el cariño que le transmitieron.