El papa Francisco ha posibilitado en el Derecho Canónico el lectorado y acolitado de las mujeres. Lejos de ser un avance, este hecho constituye una afrenta a las mujeres. Somos hijas de Dios y tenemos los mismos derechos que los machitos. Según Jesús, no tenemos padre, ni jefes ni maestros. Solo Dios. La comunidad católica es la institución más misógina del mundo, donde no se respetan los derechos de las mujeres, las agresiones sexuales hacia ellas gozan de silencio e impunidad y el poder es ejercido exclusiva y despóticamente por los machos. El lectorado y acolitado, de facto, ya es ejercido sin cánones preceptivos por las mujeres, ya existen mujeres que presiden eucaristías e incluso alguna obispa, si bien minoritariamente y al marge de la institución eclesial porque así lo han decidido los machitos. Los ministerios clericales establecidos no provienen de Jesús, no aparecen en el Evangelio, son pura organización humana que debe cambiarse en su concepción desde otro paradigma evangélico. Ningún macho debe permitirnos el acceso a nada ni decidir sin nosotras a lo que nosotras concierne. Las estructuras eclesiales misóginamente jerárquicas, papado incluido, deben ser abolidas. La sacramentalidad patriarcal responde a la religiosidad veterotestamentaria, no a la novedad de Jesús. No somos acólitas de nadie ni aspiramos al actual sacerdocio machista, excluyente, de prebendas culturales y ritos chamánicos que fue combatido por Jesús hasta su muerte. Dos hechos positivos:1.- La elección de una mujer como secretaria de la Confederación Episcopal Alemana.2.- Francisco ha nombrado secretaria del Sínodo de Obispos a una mujer. (Tendrá derecho a voto).