a economía de los valles pirenaicos navarros se ha basado en las últimas décadas en la conocida dieta alpina, cuyos ingredientes principales eran el turismo alpino, la explotación agropecuaria y forestal y la industria agroalimentaria. Dicha fórmula creaba excelentes platos minimalistas, de apariencia altamente sugestiva pero con fecha de caducidad impresa (2020) debido a la irrupción de la borrasca pandémica del post coronavirus, que pondrá a prueba la solidez de los cimientos de la economía pirenaica tras una etapa económica dulce impulsada por favorables vientos de cola.

Nueva ideología vital

El retorno a escenarios de recesión económica provocará el vertiginoso tránsito desde niveles de bienestar hasta la cruda realidad de la pérdida del trabajo, inmersión en umbrales de pobreza y dependencia en exclusiva de los subsidios sociales, con lo que el retorno al medio rural se perfilará como una alternativa seria, con la consiguiente revitalización de extensas zonas rurales, rejuvenecimiento de su población y el auge del sector primario. Gustavo Duch, coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, traza el retrato de los nuevos agricultores y ganaderos: “Estas personas que vuelven al campo creen en explotaciones pequeñas y sostenibles cuya base son los cultivos ecológicos y buscan el contacto directo y la distribución por Internet que supone una gran oportunidad de acercar los productos al consumidor”.

Por su parte, el exsecretario general de la UAGN, David Lezaun, afirma que “la venta directa permite ofrecer productos locales, de calidad y a precios asequibles, pero al mismo tiempo más dignos para los productores, además de reducirse el impacto ambiental al ser menor la necesidad de transporte”. La venta directa al consumidor o en circuitos cortos supone pues una oportunidad de desarrollo para el sector agrario, que está estudiando utilizar el 57,5% de las empresas navarras de este ámbito, citando un análisis que forma parte de un proyecto conjunto de la Fundación Fundagro, la UAGN, la Sociedad de Infraestructuras Rurales Aragonesa (Sirasa) e Itsasmendikoi (CAV), para el impulso de esta forma de comercialización, que pretende evitar los aumentos de precio a causa de los intermediarios. Como ejemplos citaríamos a Carne ecológica Menaut, iniciativa pilotada por Juan Ignacio Ibáñez Eseberri que pretende acercar directamente a la mesa del consumidor una carne de potro y cordero ecológico de alta calidad desde su borda de Izalzu (Navarra), a través de Twitter y Facebook . Asimismo es obligado citar a Gonzalo Palacios Samper, uno de los pioneros de la producción de Ternera de Salazar, quien desde 2018 se dedica a la venta de carne de ternera online desde su explotación en Izal (Valle del Salazar).

Hacia un Pirineo sostenible

Según el CCS (Centro de Colaboraciones Solidarias) “no es posible seguir creciendo de forma indefinida, pues seguir por esa senda tan solo producirá más miseria social y más destrucción ecológica y para ello hay que gestionar de forma sostenible nuestra riqueza natural”. En efecto, agricultura, ganadería y explotación forestal son sectores que llevan décadas en decadencia, ahogados por la competencia desleal que impone la economía global, y sin embargo tienen un enorme potencial para crear eco-empleo, pero para ello sería necesaria la implementación por la UE de medidas proteccionistas en forma de ayudas para evitar la deslocalización de empresas y subvenciones a la industria agro-alimentaria para la instauración de la etiqueta BIO a todos sus productos manufacturados.

Así, se podrían crear en Navarra cerca de 10.000 puestos de trabajo apoyando la producción ecológica de alimentos, incentivando el consumo local de productos agrícolas y ganaderos autóctonos y promoviendo la conversión de la actual industria forestal hacia explotaciones que cultiven especies de mayor valor añadido o que produzcan de forma sostenible la biomasa necesaria para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. En este contexto, la instalación de parques eólicos, así como de plantas de pellets de madera para consumo energético y de plantas de biomasa para generar energía eléctrica generará trabajo digno y estable, lo que supondrá la revitalización de la población local y un importante paso hacia el objetivo confeso de lograr un Pirineo sostenible.

*El autor es analista