Permite que te felicite. Me impresionó vivamente tu escrito por los conocimientos de Historia que requiere (DIARIO DE NOTICIAS 11/07/2021). No soy historiador pero me apasiona la Historia.Ahí donde mencionas que "el gobierno norteamericano había seguido una política belicista referente al problema indio..." recordé algo leído hace tiempo a propósito del tema. Corría el año de 1868. A orillas del río Wichita había varias tribus que convivían sin mayores problemas. Estos (los problemas) empezaron cuando llegó a oídos del hombre blanco que había oro. El Gobierno de la época mandó a los militares a desalojarlos de sus tierras. Se encargaría de la misión el general Carter con su prestigioso 7º de caballería. Este soberbio estratega pensó que unos cuantos indios desarrapados no presentarían dificultades. ¡Ja!Little Bighorn. Donde se suponía que se las verían con una cuadrilla de andrajosos, se toparon con las naciones indias armadas hasta los dientes. No eran tan tontos como nos los han pintado. Habían cambiado la lanza, el arco, las flechas, el tomajauk, por armas de fuego recién salidas al mercado. Para algo sirvió el preciado metal, aparte de adornos y joyas. A día de hoy expertos y eruditos no se ponen de acuerdo quién se quedó con la cabellera del militar, si Toro Sentado o Caballo Loco.Si algo he sabido de apaches, comanches, mohicanos, sioux, chiricanos no ha sido a través del cine. Los libros, depende de quién los escriba y para quién, pueden dar a entender algo o lo contrario. Lo que sí recuerdo de mis lecturas es una oración sioux que recitaban al atardecer, a la puesta del sol: "¡Oh! Gran Espíritu!, concédeme la sabiduría para caminar en los mocasines de otro antes de juzgarle o criticarle". Por increíble que parezca, la encontré en calendario cristiano. Aún la conservo.Enhorabuena Xabier. Lo he recortado y guardaré en un lugar privilegiado. Manías de la edad. Alguna hay que tener, ¿no?