emos asistido al reciente destrozo de la noria de sangre o noria de tiro del barrio de la Magdalena de Pamplona. Ahora, un nuevo ataque al patrimonio histórico se cierne sobre la ciudad: el nuevo proyecto de peatonalización del paseo de Sarasate, presentado el pasado día 2 de agosto por el alcalde de Pamplona Enrique Maya y por Fermín Alonso, delegado de Proyectos Estratégicos, no respeta las farolas y luminarias que tanto costó recuperar a finales del siglo pasado.

En la rueda de prensa, nos prometen que se mantiene la esencia de la zona histórica, pero sin embargo nos presentan la renovación total del alumbrado público. Ponen de ejemplo el bulevar de Donostia, pero deben desconocer que en este caso, se recuperaron las hermosas farolas que son todo un símbolo de la ciudad.

En principio, para peatonalizar una zona basta con una señal de tráfico, no es necesario gastar 10 millones de euros de dinero público y tirar todo aquello que está haciendo su función correctamente. Se confunde derroche económico con calidad de un proyecto, pero una vez más comprobamos que no es así. La falta de sensibilidad, la ignorancia y la cultura no se solucionan dilapidando dinero público. Se sigue la política de los nuevos ricos, tirar todo, cuando lo que hay que hacer es proteger, mantener o en el peor caso reutilizar. El resultado de la nueva torpeza es un mayor empobrecimiento económico y cultural de Pamplona.

La ley establece que previo a la licitación de las obras, el estudio arqueológico deberá presentarse a la Institución Príncipe de Viana que determinará, si procede, la aprobación del proyecto. ¿Aprueba dicha institución la eliminación de farolas u otros bienes inmuebles afectados?

Desde los años 30 del pasado siglo, la iluminación de la mayor parte de la ciudad estaba constituida por luminarias Siemens modelo del año 29. En posteriores reformas fueron eliminándose hasta su desaparición total. Con motivo de la renovación del alumbrado público del Casco Viejo en los años 80, se pudo recuperar del almacén municipal algún ejemplar de las antiguas luminarias Siemens que sirvieron de modelo para la fabricación de nuevos equipos que son los que finalmente se colocaron. Igualmente se pudo recuperar un soporte que sirvió de modelo para la fabricación de los soportes de la iluminación de la zona histórica de la ciudad, plaza del Castillo y paseo de Sarasate incluídos. Hoy es el día que siguen cumpliendo con su función a entera satisfacción, forman parte de la imagen de la ciudad y sin embargo el proyecto de peatonalización pretende eliminar.

La renovación del Casco Viejo y aledaños debe ser compatible con sus elementos históricos característicos, como barandillas y fuentes de león. Tenemos el ejemplo de Donostia, con el mantenimiento y restauración de las barandillas y farolas del paseo de la Concha y puentes sobre el río Urumea.

Aprendamos de errores pasados, como en el caso de las dos farolas de cuatro brazos que se retiraron en 1953 de la fachada de la plaza Consistorial, fueron vendidas al Ayuntamiento de Falces y años más tarde, el Ayuntamiento de Pamplona quiso volver a recolocarlas. O como el caso de la famosa farola ornamental (popularmente denominada farola con braseros) colocada en el año 1929 frente a la Diputación sobre una base de piedra. Posteriormente trasladada a la plaza del Vínculo hasta su achatarramiento en 1965. Las últimas obras de peatonalización de la citada plaza permitieron recuperar la base de piedra del almacén municipal, pero hubo que fabricar una copia de la farola en forja, realizada por una empresa catalana.

Tampoco podemos olvidar el fracaso de la farola-jardinera del proyecto de peatonalización del casco histórico del arquitecto Redón. La contestación popular, la imposibilidad de tránsito de los pasos de la procesión de Semana Santa y hasta el rechazo de la Institución Príncipe de Viana obligó a su sustitución, precisamente por luminarias Siemens similares a las que hoy se pretende eliminar en el paseo de Sarasate y que actualmente siguen funcionando a plena satisfacción.

Otra pérdida importante de patrimonio fue la eliminación de las farolas de forja realizadas por el artista de gran prestigio Constantino Manzana en la plaza de la Cruz. Fueron trasladadas al paseo del Redín e interior de la Ciudadela y posteriormente sustituidas por otras tipo supositorio que rompen la estética del casco histórico.

Respetemos el patrimonio histórico, memoria de la ciudad construida. Que dentro de 40 años no tengamos que reponer nuevamente las farolas ornamentales con las luminarias Siemens del año 29.