Siempre me han gustado las películas de timadores en las que, normalmente, los protagonistas suelen ser personas honestas que se dedican a dar certeros golpes a bancos y millonarios, contribuyendo así a un reparto más justo de la riqueza. Cada vez que veo El Golpe, Ocean’s Eleven o Nueve Reinas me dejan un dulce sabor de boca por el componente de justicia poética que destilan todas ellas. Sin embargo, la realidad suele ser más prosaica que el cine y este verano los doblemente estafados hemos sido los habitantes de la Txantrea. De una parte, hemos asistido a la alevosa actuación del alcalde de Pamplona, señor Maya, quien con la inestimable colaboración del PSN, ha impuesto una tasa por aparcar a vecinos y comerciantes, inventándose un problema que ha venido a mermar los ya de por sí castigados bolsillos de los txantreanos. Una estafa cuyo móvil es el afán recaudatorio y que es tan simple como que el primer edil de la ciudad nos birla unas decenas de euros a cambio de darnos una pegatina que nos permita dejar el coche en la calle, es decir, tal y como veníamos haciendo hasta ahora. Sin diálogo, sin justificación alguna, sin informes que lo respalden y sin hacer caso al Defensor del Pueblo ni a los representantes vecinales. Y lo que es más grave: sin proveer de ningún nuevo servicio al barrio nos ha timado a la luz del día. Vaya, como para que le den el Oscar al mejor actor por su papelón como bandido de guante blanco.De otra parte, soportamos un encarecimiento diario de la luz y hoy en día, nos cuesta poner la lavadora o hacernos un huevo frito el doble de lo que nos costaba el año pasado, para solaz de las eléctricas que se frotan las manos a la par que nos roban la cartera. Naturgy, Endesa o Iberdrola, que son las que dominan completamente el sistema de fijación de precios y que operan con la impunidad que tienen los gánsteres que se saben protegidos por las instituciones, nos han encarecido un bien básico de primera necesidad para seguir engordando sus ya de por sí ostentosos beneficios.No hay más que ver cómo exministros y altos cargos de PP y PSOE copan los consejos de administración de esas compañías para deducir que cuando estaban en el poder legislaron en favor de éstas y ahora, a través del perverso mecanismo de las puertas giratorias, son agasajados por haberles consolidado sus intocables beneficios promulgando leyes que les posibilitan vaciarnos los bolsillos a plena luz del día. Así que deberemos ser conscientes de que, a diferencia de lo que ocurre en el cine, Robin Hood no va a venir a solucionarnos nuestros problemas, de ahí que debamos poner en valor las movilizaciones contra los abusos de las grandes compañías eléctricas o la preciosa lucha vecinal que se ha mantenido contra la imposición de la zona azul y que ha demostrado que nuestro barrio sigue teniendo un corazón rojo que, cuando se le necesita, palpita con fuerza.