ía 10 de diciembre de 2021. Riada en Pamplona. El centro El Vergel queda totalmente inundado, por lo que todos sus residentes tienen que ser realojados en 2 residencias del grupo Amavir.
Leo con gran estupor el comunicado que varios sindicatos han enviado a diversos medios de comunicación y redes sociales, en representación, entiendo, de residentes y trabajadores de El Vergel, pidiendo que estos residentes vuelvan lo antes posible a su centro después de que tuvieran que ser realojados en dichas residencias del grupo Amavir situadas en Pamplona y comarca.
Según su escrito, ni trabajadores ni residentes del centro El Vergel están siendo bien atendidos en los centros donde se les ha realojado. Como trabajadora de uno de estos centros Amavir, donde hemos acogido a una parte de los residentes de El Vergel, me siento tremendamente atacada, vapuleada y menospreciada al leer cada uno de los comunicados que se han publicado. Observo que los comunicados no se ajustan del todo a la realidad, así que sirvan estas líneas para aclarar cuál es el trabajo que se está realizando con los residentes realojados en el centro en el que trabajo desde el día 10 de diciembre, fecha en la que a las 15.00 horas llegaron 22 personas derivadas desde El Vergel hasta nuestro centro (dicho sea de paso, sin comer, con escasas pertenencias y medicación, con un calzado poco adecuado y sin ningún trabajador de El Vergel acompañándolos). Así que, aplicando la lógica, la humanidad y la responsabilidad en el trabajo que caracteriza al conjunto de trabadores del centro Amavir Argaray, este día hicimos un esfuerzo casi titánico para dar de comer, reubicar en habitaciones, alargando nuestro turno de trabajo, buscando plantilla adicional en un tiempo récord, todo esto unido a la presión que el momento exigía. Y así seguimos trabajando, ofreciendo la máxima atención y calidad en los cuidados, garantizándoles el máximo bienestar posible. Para mí lo fácil sería hacer una crítica a la gestión de este traslado de residentes desde El Vergel hasta nuestro centro, y aseguro que lo puedo hacer de una manera más dura si cabe que la que han utilizado en los comunicados refiriéndose a nosotros. Pero no lo voy a hacer. Creo que en momentos de emergencia es necesario unir sinergias, trabajar, si no más, mejor, y hacer equipo. De nada sirve tirar por tierra el trabajo que hace el contrario, aunque sea una empresa privada. Trabajamos en pos del mismo colectivo, el de nuestros mayores, y supongo que con las mismas inquietudes, velando a diario por su bienestar. Creo que sobran estos comunicados en los que se cuestiona el trabajo diario que se realiza en los centros privados, comparándolo siempre con la atención que se da en los centros públicos. Dime de qué presumes y te diré de qué careces, dice un muy buen refrán.
Creo, en mi humilde opinión, que hacer este tipo de acusaciones, que, por supuesto, bajo mi sentir carecen de base y autenticidad, flaco favor nos hace a todos los que cada día nos dejamos la piel para que, en la medida de nuestras posibilidades, la estancia en nuestro centro de los 22 residentes de El Vergel sea lo más digna y humana posible hasta el regreso a su casa. Creo que como trabajadores que somos, igual que ellos, nos merecemos el mismo respeto que exigen para sus residentes y trabajadores.
No tengo ningún problema en atender, enseñar nuestra residencia y explicar cómo realizamos el trabajo diario desde el equipo de gerocultores y gerocultoras, extensible por supuesto a los demás equipos de trabajo que formamos parte de la residencia Amavir Argary, a todo aquel trabajador, directivo o sindicato representante del centro El Vergel que quiera venir a conocernos, interesarse por nuestro trabajo y contrastar las informaciones, cosa que, por cierto, hasta ahora, desde el día 10 de diciembre, no ha sucedido.
La autora es trabajadora de la residencia Amavir Argaray