El último ranking de democracia global publicado por el prestigioso semanario The Economist, rebaja la nuestra de plena, a defectuosa. Las causas son diversas: corrupción, bloqueo para renovar el Consejo del Poder Judicial -que funciona en interinidad desde 2018 por obstrucción del PP- o el nacionalismo catalán. Imaginen cuando añadan un Vox en continuo ascenso y las mentiras que siembra el PP sobre el reparto de fondos europeos o cuestionando la imparcialidad del sistema de votación del Congreso. El PP debería dejar de malbaratar la democracia española; el CGPJ, si le queda algo de decoro, dimitir en bloque para forzar su renovación; y los nacionalistas, defender sus principios por vía legal. Solo así podremos aspirar a volver a ser considerados una democracia plena.