Lo peor que nos está pasando al personal sanitario es que quien nos tiene en el punto de mira y no deja de disparar es nuestra propia dirección. Dirección de profesionales se hacen llamar… ¡Ojalá nos vieran como profesionales!

No paran de tomar medidas totalmente arbitrarias e injustificadas desde el punto de vista asistencial, les mueven otros intereses. Y todo lo hacen por el artículo 33, porque sí. Utilizan ese cajón desastre al que le llaman “necesidades del servicio” donde todo cabe, para hacer y deshacer a su antojo. Lo malo es que lejos de mejorar las cosas en los servicios, crean problemas nuevos que se suman a los que ya teníamos.

El último, revocar todas las reducciones de jornada que no son de obligada concesión pero que ya estaban concedidas. Algunas como la mía, concedida apenas una semana antes de la suspensión. Reducirnos la jornada no solo implica trabajar menos, también reducimos nuestro sueldo, nuestras vacaciones, nuestra cotización para la jubilación... No lo pedimos por gusto, lo pedimos por necesidad. Y ahora, con una simple llamada de teléfono, sin una justificación ni documento oficial que podamos recurrir, nos comunican que el día 17 debemos trabajar a jornada completa. Consecuencia: un montón de personas que se quedan en el paro el día 17...

Y los titulares del puesto, obligados a hacer malabarismos con nuestras vidas para poder trabajar, obligados a gastar nuestras vacaciones para poder conciliar... Eso, los que vamos a intentar apañarnos, porque algunos/as compañeros/as van a tener que renunciar a sus contratos ante la imposibilidad real de trabajar a jornada completa.

Para la administración somos meros números, no les importa ni nuestra profesionalidad, ni nuestra cualificación ni la atención que prestamos ni cómo desestabilizan toda la parte asistencial con todas las medidas que toman…

*DUE de la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario de Navarra