Soy padre de dos futbolistas y aficionado del CD Ondalán de Villatuerta, que milita en el 2º grupo de Regional Preferente de Navarra, siendo el CD Ondalán líder destacado de la categoría hasta la fecha.

El domingo 6 de noviembre nos desplazamos a Cascante para jugar contra el CD Aluvión. Estando ya dentro de sus instalaciones y a punto de comenzar el encuentro, vemos cómo una multitud de jóvenes de la localidad acceden al recinto por una puerta lateral cerrada, que es abierta para darles paso. Acto seguido entran a las instalaciones del club para coger bufandas, bombos, mancuernas, etcétera para animar al equipo de Cascante y a su afición. Hasta aquí todo normal, máxime con el aliciente de que se enfrentan al equipo líder que no ha perdido ningún partido hasta ese día, lo cual para los aficionados es una motivación extra.

Pues bien, dicho grupo de jóvenes, que ocupaban gran parte de la grada, se dedicaron desde el minuto uno a animar a su equipo y a insultar al contrario, CD Ondalán, a su afición y a sus jugadores. Estos insultos se prolongan durante todo el partido, coreándose en grupo, tanto en la primera como durante la segunda parte, sin que ni los jugadores, ni padres de los aficionados presentes, ni el delegado de campo, equipo arbitral, junta directiva, ni incluso la pareja de la Guardia Civil presente, hicieran nada al respecto para impedirlo. Todos, por consiguiente, fueron cómplices del bochornoso espectáculo.

Aquí van tres de varias perlas como resumen de los insultos:

1.- “Que les pisen la cabeza, oé oé oé”.

2.- “Puto Ondalán, puto Ondalán, puto Ondalán”.

3.- La tercera y más grave: “Si tienes un hijo subnormal, llévalo al Ondalán”.

Faltan palabras para condenar estos hechos.

Fueron continuos los insultos personales a los jugadores contrarios que estaban por esa banda. No se oyó ni un solo reproche por parte de los padres, aficionados y directivos a los chavales para que se callaran.

¿No había un altavoz para censurar dichas actuaciones? ¿Dónde estaba el delegado de campo? ¿Por qué se les deja tener acceso a esos instrumentos que sirven para acompañar a los insultos?

Y el árbitro, el línea de esa banda, ¿cómo no fueron capaces de parar el partido al oír dichos insultos como los oímos nosotros desde la otra banda?

En un partido anterior jugado en Villafranca por el Ondalán contra el CD Falcesino, la árbitro de ese partido lo paró durante 15 minutos al oír a un aficionado decir: “pero qué mala eres”. El trío arbitral se metió en el vestuario y el partido no se reanudó hasta que el aficionado fue identificado, se tomó su DNI y tuvo que disculparse y retractarse de sus palabras ante el trío arbitral.

¿No se debía haber procedido de la misma forma en Cascante? Nunca en mis más de 20 años recorriendo los distintos campos de fútbol de la geografía navarra detrás de mis hijos se me había insultado de esa manera, con esa impotencia y rabia de volver a tiempos pasados, de retroceder de repente 30 años

Creo que las cosas no ocurren porque sí, que estaba todo orquestado con la complacencia del club y su directiva, y que alguien, a quien corresponda, debería tomar cartas cuanto antes en el asunto ante la gravedad de los hechos. Por la buena salud de nuestro fútbol y de nuestros hijos, esto no debe volver a pasar en ningún campo de fútbol.

Que así sea.