El Congreso acata la decisión del Tribunal Constitucional de paralizar una reforma legal del Parlamento español diseñada para desbloquear un órgano constitucional que lleva cuatro años de retraso en su renovación.

Con esta artimaña judicial los magistrados caducados (y caducos) impiden tramitar la recusación sin esperar a que el Congreso apruebe la reforma. Hay que ver el celo de estos jueces y sus ansias de trabajo, seguro que por su afán de seguir sirviendo a la sociedad y no por los 13.000 euros que se llevan al mes ni por imponer su rancio criterio nacionalcatólico. De esta forma el Tribunal Constitucional ha bloqueado a los representantes electos de la ciudadanía para perpetuar a la mayoría conservadora en el Poder Judicial.

“La soberanía nacional reside en el pueblo español” dice el artículo primero de la Constitución... solo que cuando gobiernan los que no son del agrado de los dueños de este país, la soberanía popular se convierte en soberanía del Partido Popular.

Esto de la democracia es como el fútbol. Según los grandilocuentes discursos a los que nos tienen acostumbrados parece muy importante defender la democracia y denunciar a aquéllos que no respetan los derechos humanos, ni la libertad de expresión, que eliminan a los disidentes, que mantienen a los trabajadores en régimen de esclavitud y discriminan y oprimen a las personas por cuestión de género, ideas y creencias... pero cuando suena la bolsa de los maravedís, se organiza el principal evento deportivo internacional en la dictadura más absolutista y allá que van los paladines de las democracias mundiales a rendir pleitesía y a lavarle la cara al déspota de turno. Saben muy bien la teoría pero a la hora de la verdad... a acatar a Qatar.