Puestos a rememorar la mano de Irulegi con el Zorioneko podemos ampliarla hasta las Bardenas con el Bardeneko. Todavía no lo hemos encontrado, pero lo podemos hacer para la posteridad. Ahora que la Junta de Bardenas parece que ha decidido hacer terreno con cemento para que aparquen los coches y autobuses, podían, de paso, hacer un proyecto para que derriben el campo de tiro y pongan una antena gigante de telecomunicaciones como la Torre Eiffel y que la pague el ejército, porque las guerras, ellos saben, los militares ya no se ganan con aviones sino con antenas y buenos radares, adelantándose al enemigo con información que vuela por el aire sin necesidad de aviones espía ni bombardeos. Sería buen empiece de Bardeneko. Más tarde podíamos seguir con plantar árboles, almacenar agua y una universidad del desierto puntera. De esas otras cosas ya hablaremos otro día.