Así comienza una de mis viñetas favoritas de Asterix. Se ve a Cesar montado a caballo admirando la belleza salvaje de la Galia, y exclama: ¡Qué bonito!, talaremos el bosque y haremos un parque natural.

Esta imagen me viene con frecuencia estos días. De la misma manera que un parque natural no puede ser mejor que un bosque, tampoco conviene talar árboles, excavar un agujero para guardar coches y que pueda aumentar el tráfico hacia el centro de la ciudad. Este pequeño espacio de respiro que es la plaza de la Cruz y sus aledaños se ven amenazados por un proyecto que raya en el absurdo.

Desconozco al vecindario que ha pedido un parking en esta calle. Deben de ser aquellos que se niegan a aparcar en la zona de residentes delimitada alrededor de la plaza que a las noches suele estar medio vacía. Tal vez sean los que no saben que estamos rodeados de parkings. Les informo: Carlos III, Estación de Autobuses, Baluarte, calle Olite, plaza Blanca de Navarra, sin contar que hay en la propia calle Sangüesa a 200 metros un parking del Gobierno de Navarra que concede plazas a precios razonables.

Estamos en plena crisis climática. Se abandonan poco a poco los combustibles fósiles para vehículos. Es obligatorio declarar zonas de bajas emisiones, pero parece que la zona de bajas emisiones de Pamplona va a ser un cuchitril. 

La población del Ensanche es muy variada. Hay bastante gente que ni siquiera tiene coche, por ser mayores para conducir, por ser partidarios del transporte público y muchos porque pueden acudir andando a todos los servicios.

Hay una extraña paradoja entre la vida en esta zona y la construcción del parking. Mientras los vecinos reciclamos hasta la última tapa de yogur, vamos andando o en las bicis eléctricas o en la villavesa, nos sentamos a descansar en la plaza o a escuchar un concierto en Sanfermines, nos van a someter a una inmerecida tortura tanto a nosotros como al planeta.

Así gastaremos fuentes de energía no renovables en talar árboles, hacer un inmenso agujero que hay que desescombrar, acarrear escombros y materias primas, esperando que les paguemos 30.000 euros por aparcar en un refugio. Ahora que lo pienso, tal vez quieran hacer un refugio, a saber por qué. 

Solo les ruego que, si hacen la obra, pongan en el centro de la plaza un monumento que diga: “Atentado contra el planeta”.