Como cada viernes, el tema principal de conversación con la cuadrilla es la incertidumbre; sobre si conseguiremos emanciparnos este año, sobre si conseguiremos un trabajo, sobre cuándo volverán a subir los precios básicamente sobre nuestro futuro. Y es que los últimos años estamos sumergidos en una situación permanente inestable, que se hace visible mediante la crisis económica, las guerras, la subida de los precios, la gestión autoritaria de la pandemia...

Y por esa razón, todos los viernes sale el mismo tema, porque cada viernes ha pasado algo, pero en realidad no ha cambiado nada. A simple vista, podemos pensar que la crisis es un acontecimiento neutral el cual todos vivimos de la misma manera, pero la realidad es muy diferente. Mientras nuestras condiciones de vida empeoran, las grandes empresas y bancos están haciendo negocio. Mientras el gobierno más progresista de la historia ofrece ayudas y adopta medidas para la supuesta superación de esta situación, siempre prioriza los intereses de las grandes empresas. Ejemplo de ello es la subida del 21% de sus ganancias, que han crecido 7 veces más que los salarios.

Al mismo tiempo, se han aumentado los medios para reprimir las protestas; endureciendo la ley de desórdenes públicos y aumentando los presupuestos de la policía. Y por eso, la conversación de los viernes, aunque surja desde la incertidumbre, siempre acaba en la afirmación y con la seguridad de que hay que hacer algo. Debemos organizarnos fuera de los partidos políticos y expresar nuestra oposición ante ellos en las calles. Porque los políticos profesionales lo único que verdaderamente están haciendo es bloquear políticamente la posibilidad de transformar radicalmente el empobrecimiento que vivimos (canalizando el descontento social y priorizando los intereses de las grandes empresas), expandiendo entre la clase trabajadora la desmovilización y la poca ilusión por luchar. La solución no es firmar un nuevo contrato social entre las grandes empresas y los trabajadores (gestionado por los partidos políticos y sindicatos); la solución es empezar a articular un programa político independiente de la clase trabajadora.

Por eso, debemos salir a la calle para demostrar oposición hacia los gobernantes, expandiendo al mismo tiempo la esperanza y las ganas de luchar. Ese es el objetivo de las manifestaciones que realizaremos el 28 de enero en Bilbao y Pamplona: señalaremos que en un estado guiado por los grandes empresarios y los políticos profesionales la situación nunca cambiará; al contrario, necesitamos una alternativa independiente de la clase trabajadora que tenga como objetivo el Estado socialista. Sin embargo, somos conscientes que una movilización no va a parar la ofensiva de los empresarios, pero tenemos que conseguir que sea una gran aportación en la dirección de alimentar la organización de la clase trabajadora.

Frente a la ofensiva de los empresarios y gobernantes, ¡la juventud trabajadora a la lucha! El 28 de enero a las 18.00 desde el paseo Sarasate.

La autora es militante de GKS Iruñerria