“Atiende con placer tus negocios durante el día, pero emprende solo los que te permitan dormir tranquilo por la noche”. Los Buddenbrook, Thomas Mann. 

Estamos viendo cómo los bancos cada vez tienen más beneficios en un mundo en el que las desigualdades son cada vez mayores. Dicen los expertos que nunca en toda la historia de la humanidad la desigualdad ha sido tan grande. Nos cuesta mucho entender esto a los que, ingenuamente, pensábamos que el mundo cada vez iba a ser más igualitario, cada vez más lejos de, por ejemplo, los tiempos del Antiguo Egipto, cuando los faraones con sus grandes pirámides y sus inmensas fortunas se aprovechaban de vivir en una época de sometimiento y esclavitud, en la que unos pocos (ellos) poseían mucho. Pues bien, esos emperadores no eran nada comparados con las actuales grandes fortunas y los grandes bancos que poseen muchísimo más que lo que podían soñar los emperadores egipcios y sin tener que sudar la túnica. Y yo me pregunto a qué se debe esta inmensa desigualdad. Lo primero que se me ocurre es la llamada globalización que ha servido para que los grandes negocios y grandes bancos puedan circular a sus anchas por todo el mundo sin barreras y sin gran esfuerzo y eso no se lo podían permitir nuestros faraones, cuyo imperio tenía sus fronteras físicas bien marcadas.

Otra cosa que se me ocurre es que, a diferencia, de otros tiempos, ahora la banca cuenta con red de seguridad, como los trapecistas en el circo, de manera que si vienen malos tiempos el estado protector cubre sus pérdidas con el dinero de todos. No podemos olvidar, por último, la importancia de la guerra de Ucrania en este enriquecimiento puesto que es un hecho que las guerras suelen servir para enriquecer a unos pocos, sobre todo, a aquellos que se mueven por la codicia. En el caso de la banca es claro que se han aprovechado de esta coyuntura y se han enriquecido a costa del sufrimiento de la guerra. 

A pesar de los grandes beneficios obtenidos, a los bancos no les importa seguir presionando con las hipotecas, comisiones, intereses... de esta manera no están siguiendo el sabio consejo de Thomas Mann que en su libro Los Buddenbrook habla sobre la ética y los negocios.