Tras las cientos de declaraciones y opiniones, que se han producido en los últimos tiempos, en los medios de comunicación y de la opinión de expertos en la materia -yo no entiendo de leyes-, lo que parece claro es que a raíz de la aplicación de esta ley, se han rebajado 730 condenas, parece que una más, hace unos días en Navarra, cuando una juez discrepaba con sus compañeros del TSJN ante una una rebaja de condena de 6 a 4 años por una violación ocurrida en las fiestas de San Águeda en Alsasua el día 6 de febrero de 2016.

No voy a valorar el acierto o desacierto de esta ley, a las pruebas me remito, y las posturas que han mantenido unos y otros. Pero sí que me acuerdo y sobre todo este pasado día 8 de marzo, Día de la Mujer, que miles de mujeres lo celebraron con comidas y se lanzaron a la calle por los derechos de las mujeres, por la igualdad y no sé cuántos eslogan más.

Para mí no había nada que celebrar, nadie se ha acordado de esas 730 mujeres violadas y maltratadas que han visto, me supongo atónitas, esa rebaja de condenas a sus violadores y maltratadores y el miedo que tienen que estar pasando esas 80 mujeres, que sus agresores están campando a sus anchas y pueden ser otra vez víctimas por segunda vez de sus asesinos, si es que sobrevivieron. Casi nadie se acordó de ellas.

Casi parecía un chiste oír a la ministra Irene Montero decir que estaban trabajando por el “derecho de las mujeres” y que esta ley era buena, ella sigue erre que erre, inamovible, insistiendo en el consentimientos cuando nadie lo ha cuestionado.

Desde luego pasará a la historia como la ministra empecinada que a empecinamiento no le gana nadie.

Salud ministra y zorionak para todas las mujeres.