En estos últimos meses, un grupo de madres y padres de Lerín han creado una plataforma que defiende la apertura de una línea del modelo D (enseñanza en euskera) en la localidad. Estas familias se preguntan, si en los últimos años se han abierto líneas de modelos D en pueblos cercanos como Mendigorria y Allo, ¿por qué no en Lerín? Y es que esto, la posibilidad de educarse y aprender en euskera, sería un importante impulso para la localidad. Porque los idiomas suman y cohesionan. Y el euskera no es un asunto menor.

Lerín acumula tradición, cultura e historia. Y hay que seguir promocionándolo. Pero hay que dotarle de servicios que sostengan la posibilidad de vivir. Y eso pasa por una buena red de servicios públicos, entre otros la posibilidad de estudiar. También en euskera. Hoy Lerín es un pueblo envejecido. Por eso hay que dar una oportunidad a toda estrategia que afinque a la población joven, a sus hijos e hijas. Porque si el empleo es un vector importante, la educación no lo es menos.

Bien es cierto que Lerín está últimamente en la agenda pública, tiene importantes proyectos culturales, ha sido elegido Pueblo Ejemplar de Navarra 2022 y hay innovadoras ideas que pueden impulsar el turismo de cercanía y estatal. Y esto influye de manera positiva en la población y en su afincamiento. Y el euskera, como valor activo, también puede contribuir a esta estrategia.

La actual y perversa Ley del euskera, con su zonificación, no facilita el aprendizaje en toda Navarra por igual. Más bien, en algunas zonas, lo convierte en una carrera de obstáculos. Porque obliga a un esfuerzo extra a muchas familias en las zonas rurales de Navarra de la zona “no vascófona”. Un esfuerzo que pagan los niños y niñas obligados a desplazamientos forzosos hacia otras localidades ajenas a su residencia si quieren aprender la lengua de la mano de Irulegi. ¿Por qué esta movilidad por motivos lingüísticos – por otro lado, nada sostenible- no se resuelve facilitando el aprendizaje en la propia localidad?

El abordaje de estrategias para luchar frente a la despoblación de las zonas rurales es un mantra que resuena en todo el Estado. Incluso desde el Departamento de Cohesión Territorial del Gobierno de Navarra hay estrategias en esta dirección. Sin embargo, desde el Departamento de Educación, con esta ley parceladora, se rema en la dirección contraria.

Que en Lerín haya ikastetxe público en euskera se presenta como una oportunidad para facilitar el afianzamiento poblacional. No son pocas las parejas que, si ven garantizada la escolarización de sus hijos e hijas en la localidad, apostarían por mantenerse en el pueblo. Porque el futuro está en ellos, en los más pequeños. Además, este nuevo modelo educativo enriquecería aún más la vida cultural del pueblo de las estrellas, ayudando a garantizar un futuro plurilingüe y diverso.

Este pueblo que demostró tanto coraje frente al Conde de Lerín, quién según las crónicas, ayudó a la conquista del reino de Navarra por los reyes castellanos, debería, en un giro petico de la historia, volver a escuchar en sus calles la lingua navarrorum.