En una conferencia en Portugal la presidenta del BCE reconoce que dos tercios de la subida de la inflación en 2022 la producen los beneficios empresariales; los 20 años anteriores el ratio es de un tercio. Sorprende que la figura más representativa del sistema económico que nos controla se haya atrevido a explicitar lo que es una evidencia. No obstante, la caída del caballo de Lagarde, el sistema sigue manipulando los tipos de interés como herramienta para controlar la inflación, que es el método indoloro para aumentar los beneficios según los defensores del mercado.

El FMI muestra que las empresas subieron sus precios más que los costos y vaticina que tendrán que moderar sus beneficios en el 2025 si quieren que la inflación vuelva al 2%. Asume que la inflación influye a la hora de repartir el producto social y que este match lo gana con ventaja el capital al cargar los costes a los precios de venta para defender el margen de beneficios. Por tanto no es la exigencia de compensar las alzas de los salarios de los trabajadores lo que provoca la inflación, sino que es demostración de la fuerza de los empresarios.

Sin embargo, las instituciones se obstinan en contener las demandas salariales a pesar de que no afecta a la inflación. Prueba palpable de ello es que el FMI, la Reserva Federal entre otros organismos, desde hace tres años suben el interés trimestralmente medio punto porcentual provocando el caos arruinando a la ciudadanía, pero la inflación persiste con la satisfacción de los empresarios que ven que sus beneficios crecen a cotas de usura. Con el cinismo del BCE que suplica a los empresarios que no trasladen los alzas de los costes a los precios para moderar la demanda y mantener los beneficios extraodinarios, pero ya se ve la disposición de los monopolios que rechazan un impuesto simbólico dos años. Es más sencillo de aplicar el aumento del tipo de interés, pues produce beneficios inmediatos a bancos y monopolios, aunque los deudores de préstamos se tengan que replantear el orden de sus necesidades básicas o pagar los intereses que crecen sin que la inflación se modere. “Quien crea que el crecimiento puede ser infinito es un loco o un economista”. Kenneth Boulding