Como espía, Putin consiguió provocar grandes desastres y atribuirlos a políticos contrarios a sus jefes. Pero ahora, como presidente, ha tardado dos meses en ejecutar con una bomba en un avión con varias personas más (ejecución que Putin aún no ha reivindicado, pasadas muchas horas del hecho) a quien ha constituido su mayor enemigo interno.
Agravan la relativa impotencia de Putin varios hechos: el que ya hace casi un año que Prigozhin se oponía abiertamente a los planes de guerra en Ucrania de los mandos militares de Putin; y que después seguía libre, fuera de control. Muestra la notoria debilidad de Putin el que no tuviera nadie capaz de liquidarlo, como hizo en otras ocasiones, antes de rebelarse durante su alzamiento o en los dos meses transcurridos desde entonces.