En estos momentos, hay más de una persona y de dos que se está preguntando esto. O que ya ni se lo pregunta. Cree que lo tiene claro. O lo tiene. O no…

Lo que sí tiene es el corazón o la cabeza que hierven (o que… se han quedado congelados). Y necesita apoyo, ayuda. Aunque no la pide. 

Porque primero está aclararse; pero, luego, la decisión de hacerlo o no (estrictamente personal); y luego, lo que toque… Y, si se rompe o se intenta seguir adelante -más, si cabe cuando hay hijos-, es evidente que conviene tenerlo claro y que hay que intentar que la comunicación entre quienes ya convivan o ya decidan dejar de convivir, sea la mejor posible.

Hay quien cree que para esto hacen falta abogados (yo lo soy, y a veces, sí, somos “inevitables”); otras personas consideran que es bueno el apoyo psicológico (por aclararse, por lo del duelo… Comprensible en no pocas situaciones). 

Pero hoy quiero romper una lanza por quienes acuden a mediación civil o a asesoramiento personal o familiar (¡a veces grandes olvidados para llegar a soluciones lo menos traumáticas posibles!) para ser ellos, los protagonistas afectados, los que decidan por esas vías.

Quienes acompañamos parejas no decidimos si ellas rompen o no. ¡Faltaría más! Es cada uno de ellos (o los dos) quienes tienen esa responsabilidad. Pero damos herramientas sencillas para tomar la mejor decisión, causando (y causándose) el menor daño, cuando se trata, ya de romper, o de intentar sanar eso que parece prácticamente roto.

¿Por qué escribo esto en DIARIO DE NOTICIAS? Quizás porque no puedo ponérselo a alguien en una pancarta que vaya surcando el cielo detrás de una avioneta, como esas que se ven desde las playas.

No son muy tiempos de playa. Pero estoy pensando en ti. 

Ojalá pidas ayuda. A quien quieras.

José Iribas Abogado, mediador y asesor de parejas