Hoy voy a salir a la calle buscando idiotas. El primero que me he encontrado, sin salir, nada más abrir el periódico, es aquel que dice que la homosexualidad es una enfermedad. A renglón seguido aquel que dice que su religión, su Dios es el único verdadero, aunque mate a diestro y siniestro, como los que dicen que son el pueblo elegido y se dedican a machacar al vecino con todos sus viejos, niños y mujeres que encuentran a su paso, o si no les parece bastante los buscan y derriban sus casas con ellos dentro a bombazo limpio y encima se ofenden porque les llaman asesinos, terroristas, idiotas de tomo y lomo y toda sarta de palabros del florilegio romano. 

Y nadie les para los pies y los mete en mazmorras o simplemente en la cárcel. Cierro el periódico, asqueado, porque constato que los pobres votan a los ricos para que les manden. Salgo a la calle y lo primero que me encuentro es a un idiota en patinete eléctrico que va por la acera a todo gas, pavoneándose de gorro, guantes de marca, con los auriculares en ristre y cara de bobo. Idiota es aquel que es poco inteligente o que molesta con lo que hace o dice. Imagínate la cantidad de idiotas que te puedes encontrar a lo largo del día y de la noche. Y eso sin ir a buscarlos. Me he arrepentido enseguida de ese macabro divertimento.