La supuesta enfermedad en la vejez, su tratamiento erróneo en su farmacología y terapias. Se están utilizando fármacos que no garantizan una mejora en la calidad de vida de las personas mayores y la decadencia es cada vez más evidente. Las personas que conocen a personas mayores y su decadencia en hospitalizaciones y su vida con estas enfermedades se darán cuenta que la privatización de libertad, de decisión, de vivir, incluso de sentir con su verdadero yo está limitado, cuestionado y con unas hipótesis médicas que no garantizan su tratamiento.

No hace mucho las personas mayores vivían muchos años y tenían una mayor calidad de vida, viajaban, daban paseos, tenían una alimentación sana, vivían sabiamente y había respeto. En la actualidad todo es un negocio, las personas, las propiedades, el amor, incluso el planeta tierra y la luna son para especular y no para un uso razonable, humano y respetuoso como es el conocimiento, la mejora y el respeto de la esencia del ser humano y la vida en general.

Estoy de acuerdo en que las cosas son lo que son y como son, pero acaso no se puede dignificar la vida, las cosas, el tiempo y el amor. Acaso debemos aceptarnos y resignarnos en que las cosas son como son, y en el hipotético caso de cómo deberían ser quién o qué lo decide, alguien o algo que va contra la vida, la naturaleza y la humanidad. Muchas veces preguntarse el sentido de la vida cuando existen personas que obstaculizan el progreso bajo su supuesto conocimiento e ideología causando culpa, incomodidad, suspicacia y provocando una reacción en forma de mentira.

No me parece justo ni digno que una persona tenga que fingir una conducta que no es suya, una conducta reprimida o una conducta de la expectativa que esperan los demás que tengas. La violencia es inhumana, la reacción a la violencia es una bomba, la paz, la tranquilidad y la sabiduría un verdadero avance social, espiritual, vital y emocional.