Soy vecina del Casco Viejo. Aparco mi vehículo en el parking de la Plaza Compañía. Los residentes sufrimos continuamente las restricciones de acceso originadas por actos de todo tipo, festividades, conciertos, eventos deportivos, comerciales y, en estos días que nos ocupan, procesiones.

Como somos sufridores profesionales, tenemos ya el hipotálamo adaptado y, en lugar de comprar bazokas, actuamos civilizadamente y nos armamos solo de paciencia.

“Con motivo procesiones Jueves a partir de la 18h. y viernes a partir de la 17h. no podrán salir ni entrar vehículos”. Así reza el cartel informativo que Policía Municipal coloca en la puerta del parking todos los años por estas fechas. Lo que no dicen es que si se te ocurre salir luego no puedes entrar hasta bien entrada la noche. Es decir, que no tengas una emergencia o improvises una salida después de las 18h porque no te dejan salir, y que no llegues antes de las 22.30 porque no te dejan entrar. Hablamos de más de 200 vehículos y sus usuarios.

El año pasado varios vehículos estuvimos retenidos en la plaza del Labrit hasta casi las once de la noche a pesar de que desde mucho antes la calle Merced, Javier y Dormitalería estaban vacías. Los restos de la procesión (la Dolorosa) estaban en San Agustín. Un policía foral atendiendo a nuestras súplicas nos permitió acceder, pero tuvimos que dejar nuestro DNI, ir a aparcar y volver corriendo a recuperarlo. Impotencia, incertidumbre, cansancio, mala leche y así año tras año.

Ubicar a dos agentes comunicados con walkie talkies que habiliten un corredor de paso cuando las calles estén transitables, conseguir que la salida y el acceso al parking esté garantizado durante toda la tarde-noche respetando el derecho a la movilidad de los residentes, no parece tan complicado.

Responsables de seguridad ciudadana. Por favor, a ver este año, a quien corresponda.