Mediante estas palabras, quisiera aprovechar la ocasión para expresar mi preocupación respecto a las agresiones hacia las enfermeras. Cada vez es más común que este tema ocupe los titulares de los periódicos y la frecuencia creciente de estos ataques es alarmante. Es un obstáculo para las enfermeras y sobre todo para la calidad de atención que reciben los pacientes.

A pesar del aumento de noticias en las que se informa de agresiones contra enfermeras, uno de los aspectos más preocupantes es la infranotificación de incidentes violentos en los centros sanitarios, especialmente cuando se tratan de insultos o amenazas. La mayoría de las trabajadoras no denuncia estos incidentes, debido a que, en muchos casos, los han normalizado. Las agresiones no denunciadas reducen la relevancia del problema, lo invisibilizan, y pueden afectar negativamente a las soluciones que debieran tomarse.

Considero que hay límites que no se pueden sobrepasar. El trabajo de las enfermeras no implica soportar vejaciones ni agresiones mientras cumplen con sus responsabilidades. Las enfermeras no deberían tener miedo al ir a trabajar, ni al cumplir con su trabajo, algo que desgraciadamente hoy en día algunas experimentan. Debo decirlo, no se puede permitir que se cruce ninguna línea. Cualquier tipo de violencia en el trabajo debiera considerarse inaceptable.

Aunque las agresiones provienen de pacientes o familiares, son mayoritariamente una consecuencia del déficit del sistema sanitario, en especial, la falta de personal en España, lo que genera una presión asistencial que recae en el personal sanitario y deteriora la calidad de los cuidados al paciente y sus familias. Esto, junto con el estrés y la ansiedad acumulada, incrementa el riesgo de que las enfermeras desarrollen problemas graves como la depresión o el temido burnout.

Por ello, creo que hay que tomar cartas en el asunto para garantizar un entorno seguro para las enfermeras y el resto del personal sanitario, para que haya una mejor atención a los pacientes. Este problema nos corresponde a todos. Es necesario que tanto los administradores como los propios centros de salud, tomen medidas, para asegurar un sistema de salud eficiente, sostenible y seguro.

*Estudiante de 4º de Enfermería de la Universidad de Navarra