Con motivo de una infección urinaria, ingresé en el Hospital General de Navarra. Quiero reconocer la profesionalidad y delicadeza con la que me trataron. Ahora acuden diariamente a mi domicilio para inyectarme antibióticos, donde dulcemente me avisan: “La va a doler un poquito, pero es normal”. Todo con gran amabilidad y simpatía.