Incredulidad, desasosiego, rabia, indignación... Conforme iba pasando la mañana nuestro estado de ánimo ante el anuncio de la dirección de BSH de que, sin causa objetiva alguna, solo por la propia voluntad de su directiva, iba a desmantelar la fábrica de Esquíroz para llevarse la producción a otras fábricas del grupo, fue cambiando.
La voracidad capitalista se ha vestido de hombre de negro portador de anuncios aciagos: las trabajadoras y trabajadores de la factoría, después de años demostrando su valía y buen hacer, ahora resulta que no son competitivas. Hay otras empresas del grupo con las que el grupo gana más dinero. O eso dicen los hombres de negro. Y que, repartiendo mejor las fichas, podrán ganar aún más dinero.
Queda lejos de esos anuncios e intenciones la responsabilidad social corporativa de BSH, el compromiso de BSH con el desarrollo y bienestar de la sociedad navarra y, en primer lugar, de sus trabajadoras y trabajadores; se queda en agua de borrajas y quiebra ante unos miserables pocos euros más: las treinta monedas de Judas. A cambio del futuro de 655 personas, de 655 vidas. Más el futuro de otras tantas que orbitan alrededor.
Resulta muy indignante asistir a espectáculos de esta naturaleza en los que siempre somos los mismos quienes pagamos entrada: con nuestros impuestos y cotizaciones pagamos los ERTE de los que se ha beneficiado BSH; con nuestro sudor trabajamos gratis cuatro días al año en aras a la competitividad de la factoría. Y, está ya visto con claridad, sin ninguna contraprestación.
La voracidad capitalista. A la que no cabe sino oponer la fuerza, energía e intensidad de todas las personas que trabajan en BSH Esquíroz, esa que mostráis a diario en vuestros puestos de trabajo, trabajando a rendimiento, a piñón. Toda la fuerza que podamos mostrar, unida a la de las cientos de miles de personas trabajadoras navarras que nos mostramos clara y tajantemente disconformes e indignadas con ese tipo de proceder, con ese tipo de decisiones que nada tienen que ver con el arraigo de las personas ni con su bienestar.
Pongámonos, pues, las pilas cada cual en su ámbito para trabajar para revertir esta decisión que, a modo de crónica de una deslocalización anunciada, se nos acaba de transmitir.
En lo que a nosotras y nosotros respecta, nos tendrán donde siempre hemos estado, junto a nuestras compañeras y compañeros de manera solidaria y combativa.
Firman esta carta: Roberto Urabayen Avellaneda (representante de Solidari en el comité de empresa BSH Esquíroz) y Arantxa Avelino Goikoetxea (miembro del Grupo Motor de Solidari)