Como sucede en muchos sectores económicos, en el nuestro también se está dando un fenómeno preocupante, la acumulación de tierras y activos agrarios en unas pocas manos. El modelo de explotación familiar que siempre hemos defendido está en riesgo de desaparecer. A este fenómeno COAG lo ha llamado la uberización del campo.

El dato a nivel estatal supone que el 6% de las explotaciones obtienen el 45% de la producción agraria, según un informe del MAPA de 2019, y la concentración sigue avanzando. A escala mundial, la situación es incluso de mayor concentración.

Ahora se cumple un año de las movilizaciones agrarias que comenzaron en Alemania y que, con un efecto dominó, fueron trasladándose a Francia, Polonia e Italia, llegando hasta el Estado español. Mensajes y grupos de wasap anónimos canalizaban el enfado de los agricultores y ganaderos. El hecho de ir abriendo telediarios con autopistas y carreteras cortadas fue clave para el éxito de las movilizaciones, y sino hemos sido capaces de movilizar a nuestros afiliados o si nuestras movilizaciones no han tenido el mismo eco, algo debemos cambiar, pero, sobre todo, definir qué modelo de agro queremos y qué es lo que vamos a ofrecer a la sociedad como sector económico clave.

Desde el inicio se nos excluyó a los sindicatos agrarios, pero contradictoriamente se realizó un llamamiento de unidad de acción, al mismo tiempo que se subrayaba que se trataba de un movimiento al margen de los partidos políticos. 

En esta coyuntura, EHNE se mantuvo al margen de las protestas de estos grupos y, junto a COAG, apoyamos la manifestación-tractorada del 26 de febrero de Madrid. 

Algunas de las reivindicaciones de las primeras protestas son compartidas por EHNE Nafarroa, no así otras.

El precio estancado de la mayoría de nuestros productos, la excesiva carga burocrática, la complejidad de requisitos de la PAC o la necesidad de cláusulas espejo fueron algunas reivindicaciones en las que coincidimos. 

En cuanto a lo que no compartimos, hay que mencionar el discurso contra objetivos medioambientales básicos que se hizo en los grupos de wasap, así como contra la Agenda 2030. ¿Alguien la ha leído?, ¿de verdad podemos hacer un discurso contra una agenda que no deja de ser una declaración de intenciones, cuyos objetivos son básicos?, como el fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad...

En Nafarroa, el tema estrella fue la fiscalidad del sector primario, una cuestión que un año después sigue siendo criticada, pese a que se produjo una mejora favorable que debemos reconocer para el agro navarro.

No solo en nuestro territorio, sino también a nivel mundial, existe un gran interés por parte de los fondos de inversión y el gran capital por acaparar la producción alimentaria. Mercosur, la PAC, el medioambiente, la fiscalidad, la despoblación…, todo sirve para montar un discurso a base de eslóganes y hacer creer que este sector no tiene futuro y, al mismo tiempo, hacerse con él. La capacidad de escenificación y el poder comunicativo permiten –sin matizar y aún menos profundizar en cuestiones de todo tipo– dar forma a lo que algunos, haciendo un juego de palabras, han llamado Trump-antojos. No nos dejemos engañar.

Para EHNE, el reto es un sector primario con agricultores y ganaderas que produzcan alimentos de calidad y se preocupen de su entorno. Esto es lo que ofrecemos a la sociedad y, para ello, más que nunca, debemos defender el modelo de agricultura familiar.

*El autor es secretario general de EHNE-Nafarroa