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El estercolero de Pamplona

Las terrazas se llenan a reventar de jueves a domingo y el Casco Viejo da verdadero asco

El estercolero de PamplonaJavier Bergasa

Leo en prensa: “Pamplona pide a los locales de comida rápida del Casco Antiguo que limpien la calle frente a sus puertas” y, como vecina del Casco Viejo, me gustaría puntualizar alguna cuestión… En realidad, una enmienda a la totalidad. Hoy en día Pamplona es una ciudad sucia, sobre todo el Casco Viejo, que de jueves a domingo es un estercolero. No es casualidad ni el dónde, ni el cuándo ni, muchísimo menos el por qué. 

Pasada la pandemia, y con las aceras públicas convertidas en terrazas privadas, se quedaron estancadas en calles y plazas multitud de mesas, barricas y demás mobiliario para disfrutar del ocio en la calle. Estas terrazas se llenan a reventar de jueves a domingo, y es entonces cuando el Casco Viejo de Pamplona da verdadero asco: todo el suelo está lleno de servilletas y restos de comida, palillos, papeles…

Culpables

¿Por qué? En primer lugar, por la desidia de quienes acuden a lo Viejo y no les importa dejarlo, una vez disfrutado, como una cochiquera y tiran todo al suelo (que ya vendrá quien lo recoja). Pero también parte de la culpa la tiene la hostelería: no hay en ninguna mesas de las terrazas recipientes aptos para tirar las servilletas y demás restos. No hablo de ceniceros, porque en estos, si hay viento, las servilletas vuelan, hablo de pequeñas papeleras que recojan los restos generados. En este punto no estaría mal que tanto la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra como ANAPEH se implicasen haciendo campaña entre sus asociados promoviendo una hostelería limpia, qué menos. 

Y, además, y por eso comenzaba la carta con el titular aparecido hoy, no solo los establecimientos de comida rápida dejan de barrer su espacio, no nos engañemos, en el Casco Viejo hay establecimientos de toda la vida que no pasan la escoba antes de cerrar ni por descuido y que dejan sus aceras como verdaderos estercoleros (que ya vendrá quien lo recoja).

Así pues, Pamplona debería pedir, en primer lugar, a sus conciudadanos un poco de civismo a la hora de salir y a los establecimientos hosteleros, del tipo que sean, les debería exigir (no pedir, exigir) el cumplimiento de la normativa actual y, si no fuera el caso, multarles. Porque ya sabemos que la limpieza (como todo) llegará si hay multas, y si no las hay, el Casco Viejo seguirá siendo, como es ahora, el basurero de Pamplona