Como cada año desde 1997, el Día Mundial del Parkinson es el 11 de abril. Este año 2025, desde la Federación Española de Parkinson y desde Anapar, la asociación navarra a la que pertenezco, se pide visibilizar la enfermedad, porque más de 160.000 personas en España (8,5 millones en el mundo) conviven con la misma, y de ellas, 1 de cada 5 tiene menos de 50 años.
Así que yo, Antonio, una persona que convive con el Párkinson desde hace ya 9 años, he decido darle visibilidad con este texto, narrando mi propia experiencia personal. Por aquel entonces no tenía ni idea de lo que me esperaba cuando el neurólogo me lo soltó a bocajarro, con apenas 44 primaveras recién cumplidas. No han pasado ni dos lustros, pero, por aquel entonces, cuando lo comuniqué en mi empresa, lo primero fue mantenerlo en secreto. Algo que, a la larga, observándolo ahora con la perspectiva y objetividad que da el paso del tiempo, fue un completo error.
Yo, Antonio, soy ingeniero de Telecomunicaciones, y trabajaba -aún me cuesta utilizar el tiempo pasado- en el departamento de informática como analista y desarrollador de software, y, además, debido a mi perfil técnico, también ayudaba a mi compañero de sistemas. Ya puedes imaginar lo estresante y ocupada que era mi vida, y lo que me suponía asistir a una reunión ocultando las manos debajo de la mesa para que no se notara mi temblor, o intentando manejar ese endiablado aparato llamado ratón.
Hasta que un día, decidí “mandarlo todo al carajo”, como diría el maestro Sabina (pero con voz menos cascada), y empezar a contar mi pequeño secreto a los más cercanos. Para desahogarme, empecé a escribir un blog donde narro mis experiencias, llamado diariodeunparkinsoniano. Y para manejar mejor el ratón, creé una aplicación auxiliar, llamada MouseHelper. El blog acabó siendo un libro, a petición popular. Y gracias a la aplicación, mis compañeros me nombraron ingeniero del año 2021, y acabé lanzando el txupinazo de Ansoáin, mi localidad natal. Así, aunque mi enfermedad ha ido avanzando, también lo he ido haciendo yo. He ido adaptándome a las circunstancias, conviviendo con ella y aprovechando todas las oportunidades (en forma de medicamentos o de intervenciones quirúrgicas cerebrales), mientras intento ayudar a los demás, convivan o no con el Párkinson. Porque yo, Antonio, enfermo de Parkinson, le doy visibilidad.