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Una espera que desespera

Una espera que desesperaNerea Mazkiaran

Somos muchos los que observamos con estupor la situación que están atravesando los trabajadores de Sunsundegui. Tras meses de incertidumbre, ahora se enfrentan a una nueva paradoja: salir del ERTE para entrar en un permiso retribuido, cuando la empresa ya no paga desde hace tiempo.

Todo esto mientras sigue pendiente la firma judicial del expediente de disolución. La falta de una resolución mantiene a más de 300 familias en un limbo laboral y vital, sin certezas, sin ingresos y sin saber qué pasará mañana. ¿Qué sentido tiene alargar una agonía que solo aumenta el sufrimiento?

La justicia, que debería ser garante de derechos, está siendo aquí causa de prolongación del daño. Resulta incomprensible que, con la situación tan clara y tan desesperada, aún no se haya dado ese paso administrativo que permitiría acceder al paro o iniciar los trámites con el Fogasa. Cada día que pasa es un día más sin poder pagar hipotecas, alimentar hijos o planificar un futuro.

Creo que hace falta más responsabilidad institucional, sensibilidad judicial y celeridad. Los trabajadores no pueden seguir siendo rehenes de una empresa que ya no existe, de decisiones que no llegan y de una burocracia que, en vez de proteger, está dejando desamparados a quienes han dedicado años de su vida a levantar una industria.